Los lunares o nevos son pequeños tumores donde cambia el color de la piel. Pueden estar presentes desde el nacimiento y localizarse en cualquier lugar de la superficie cutánea, en forma aislada o agrupada. La mayoría de ellos son marrones, pero también pueden ser del color de la piel, azules o negros y de distintos tamaños. El color está dado por un tipo de células que contienen un pigmento denominado melanina.
Nevo/Pecas
Se debe destacar que la palabra lunar, nevus en latin, es muy poco precisa, ya que sólo se refiere a una marca o señal en general. Cuando se habla de tumores benignos pigmentados se pueden confundir con la pecas o efélides, que son lesiones cafés como lentejuelas aplanadas que resultan de la exposición solar y, por este motivo, son más frecuentes en la cara, hombros, escote y espalda. Debido a lo anterior, personas con pieles sobrefotoespuestas, al parecer, tendrían una mayor cantidad de lunares que los que no han abusado de la exposición solar, sin embargo, la cantidad de lunares propiamente tal, en uno y otro va a estar determinada más bien por la herencia, antes que los hábitos solares.
Lunar Sano / Lunar Peligroso
En la práctica un lunar como lunar es un tumor benigno de la piel y no es ni será un riesgo para la salud. El problema radica que pudiera existir un tumor maligno remedando un lunar y pasar desapercibido, ya sea, por su localización, color, tamaño, forma y evolución. A estas lesiones es que las personas llaman los "lunares malos".
Para lo anterior, es necesario que la persona se realice un autoexamen de la piel y considerar la regla ABCDE:
A: Asimetría
B: Bordes: Se debe prestar atención a los lunares con bordes poco nítidos.
C: Color: Es lo más importante, reparar en los lunares negros, negruzcos o plomos. Los lunares comunes son color piel, café claro, café o café oscuro.
D: Dimensión: Lunares de más de 0,5 cms. de diámetro.
E: Evolución: Los lunares se van marcando en la piel hasta los 20 años de edad en promedio. Por lo tanto, cualquier lesión pigmentada que aparezca posteriormente pudiera no tratarse de nevo. Lo que por sí, no lo hace maligna, pero si en ella observamos las características ya mencionadas es preferible consultar.
Mitos de los lunares
La salud de la piel va muy de la mano de la estética. Esta última, se transforma en la vara principal que permite diferenciar una piel sana de una enferma. Una piel va a ser agradable a la inspección si es armónica, es decir, de superficie lisa, turgente y sin discromías (alteraciones del color). Irregularidades en la superficie, asperezas o cambio en el color impresionan como poco saludables y se transforman en poco deseables. Es así como un lunar puede romper esta armonía y si, además, tiene vellos puede llegar a generar un enorme rechazo. Es muy improbable que alabemos la belleza de un lunar velludo, pero esta condición no lo hace maligno. Pero, si un nevo piloso pierde los vellos o experimenta cambios en el color de estos, entonces, es mejor consultar.
Un lunar que "pica o duele" puede estar solamente inflamado, es lo más probable, y este hecho no implica necesariamente un procedimiento quirúrgico.
En la condición del lunar "que sangra" hay que ser preciso y ver si su sangrado es espontáneo o es consecuencia de un traumatismo, ya sea por rasurado o el rascado. Si el sangrado se produce sin mediar un traumatismo es muy importante apresurarse a consultar. Si hubo un antecedente traumático pero la herida no cicatriza, entonces, también es necesario que acuda a un especialista.
No existe una máquina ni cremas para borrar lunares, se destruyen o extirpan.
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